Wednesday, March 27, 2013

Por qué al gobierno le conviene que los pobres sigan siendo pobres

Luego de todos estos años, uno pensaría que el mito de que el régimen chavista (o lo que queda) está dedicado a la gente en situación económica precaria estaría esclarecido y enterrado.

Pero no.

El tema resurge en cada víspera electoral y siento que es necesario hacer algo para eliminar definitivamente esta leyenda de la mesa de debate, porque nos está quitando mucho tiempo para discutir los asuntos que verdaderamente importan, como por ejemplo -y por nombrar uno solo-  el pésimo estado en que se encuentra el país luego de programas políticos que no funcionaron y cuyo líder ya no puede rendir cuentas.

Entonces.

14 años después los pobres siguen siendo pobres. Es así, suena feo, molesta, incomoda, puya un poquito, pero es así y hay que comenzar por decirlo en voz alta. El ÚNICO esfuerzo oficialista por sacar a la clase baja de abajo (me permito la redundancia) fueron las llamadas cooperativas, cuyos pocos benefactores se vieron de la noche a la mañana con créditos millonarios en las manos (unos más gordos que otros, a conveniencia) y debido a la falta de educación empresarial y falta de instinto administrativo (en el mejor de los casos, porque no quiero ni mencionar a los que desviaron fondos con malicia) usaron el dinero en un año o menos sin ningún fruto importante, sin resultados positivos que podamos observar hoy. Resultados en el campo económico nacional, quiero decir, porque otros resultados sí podemos ver muy bien como carros nuevos y ropa estrafalaria.

Esa educación empresarial era tarea del mismo gobierno antes de otorgar los créditos, ¿Pero por qué no se ocuparon? A eso volveremos.

Claro, a visión general pareciera que el tren rojo se desvive por ayudar a los más necesitados: Barrio Adentro, Madres del Barrio, Misión Robinson, Mercal y etc. Qué pantalla tan bonita. Todos estos programas se basan en darle "un poquito a cada quién" cada determinado periodo de tiempo, asegurándose de que siempre tengan que volver por más para seguir subsistiendo. Es poco, pero es fácil y constante: el plan más perfecto para conseguir la dependencia de alguien. O de muchos. El gobierno jamás ha propiciado ni va a propiciar un programa de ayuda social que incentive y garantice la estabilidad económica de un ciudadano de modo que pueda valerse por sí solo y no necesite esperar los regalitos eventuales del Estado. Es la misma dinámica de las drogas, por ejemplo, y la misma táctica de un dealer que quiere atrapar un cliente nuevo: Te regalo un poco para que veas que es bueno, y si te gustas ya sabes dónde encontrarme.

Pero cuando el cliente vuelve al dealer porque ya quiere un poco más, ¿Le sale gratis o debe ya comenzar a pagar?

Me gustaría comentar que nada de esto es exclusivo del gobierno actual, es una jugada que eventualmente hacen todos los gobiernos populistas y que hay que reclamar en cualquier caso, a cualquiera que esté rindiendo las cuentas en el momento.

El precio que pone el gobierno es el apoyo ciego, el uniforme rojo y los votos. Por eso no habrá iniciativas de formación empresarial, ni educación para emprendedores, ni créditos organizados, ni nada que ponga en peligro la dependencia de las masas y la oportunidad de poder chantajearles de esa forma tan sutil y elocuente que les caracteriza.

Los pobres van a seguir siendo pobres y no se van a dar cuenta.

O no.

Tú decides cómo quieres el país.





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